Santa Marta DTCH

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domingo, 11 de octubre de 2015

Desde Bateman hasta Pambelé pasaron por estas barberias


Son contadas las peluquerías en Santa Marta que conservan el aroma a lavanda y talco, característica especial de las de antaño.

Un sillón tapizado en cuero, con base de metal y soportes de madera, de la que pende una gruesa correa de cuero para afilar navajas, es el elemento singular de estos establecimientos que se resisten a desaparecer en estos tiempos de la keratina y del botox capilar, dos de las técnicas más novedosas que ofrecen los salones de peluquería.

Estos templos de exclusiva concurrencia masculina permanecen imperturbables, y en sus paredes ya no se observa el calendario con fotografías de jovencitas semidesnudas anunciando cervezas, llantas o cigarrillos, ni las revistas eróticas que guardaban en disimulados cajones para algunos usuarios.

En estas cuatro paredes, tres de los peluqueros más veteranos y famosos del Centro Histórico de Santa Marta,

Alberto Jiménez, Ernaldo García y Omar Gómez, tienen la virtud de sostener largas conversaciones con sus clientes fieles, desde la más reciente bionovela hasta qué caciques políticos ‘se van’ con determinado candidato.

Hay quienes sostienen que “son contadores de historias que atrapan y seducen”. También son dueños de una nutrida información parroquial que les otorga un discreto poder social y político.

Son un símbolo

En El Pelón, El Trío y Fígaro, como se llaman sus negocios, no usan secador ni ofrecen pedicure ni manicure. “Esas son palabras que no están en el diccionario”, coinciden.

La historia de Pelón: Alberto Jiménez, de 82 años y 60 en ejercicio de su trabajo, es el más veterano de la cofradía. Por su centenario sillón, que compró hace medio siglo por 10 pesos a ‘Pisisí’ –uno de los peluqueros más afamados en la época dorada de este oficio, ha pasado lo más selecto de la sociedad samaria, deportistas, escritores, periodistas y políticos. Por eso fue bautizado el ‘Peluquero de la Oligarquía’.

Tuvo entre sus clientes al líder del M-19 Jaime Bateman Cayón, quien murió en un accidente aéreo yendo hacia Panamá el 28 de abril de 1983; al jurista y dirigente político José Ignacio ‘Nacho’ Vives Echeverría; a los hermanos Edgardo y Alfonso Vives Campo, ambos ex alcaldes de Santa Marta; al exgobernador Alfredo Riascos Labarcés y al exsenador José Ignacio Díaz Granados, todos fallecidos.

Recuerda que era en la peluquería donde Jaime Bateman preparaba sus manifestaciones revolucionarias. “Tenía 18 años y llegaba al negocio a que lo motilara, pero también para leer Voz Proletaria, el periódico del Partido Comunista y Alternativa, de Gabriel García Márquez. Discutíamos a la par porque éramos casi contemporáneos. Él siempre dijo que iba a cambiar el país”, anotó.

Contó que en su negocio el fallecido líder del M-19 se reunía con su grupo de amigos de ideas de avanzada, como su cuñado Carlos Romero y Camilo Larrazabal.

El trío

A Ernaldo García, 62 años; Juan Mesa, 70, y Evaristo Navarro, 76, no solo los une la contemporaneidad sino el oficio. En la calle 10 entre carreras 4 y 5 tienen su negocio al que le pusieron por razón social: El Trío.

Allí son dueños de la clientela de las cercanías del mercado y del Centro Histórico y la que les llega de diferentes barrios. Todos tienen el interés de motilarse y de paso escuchar las historias de estos veteranos.

García sobresale porque, además del talento profesional, tiene el arte de tocar guitarra. Los boleros y los vallenatos de Bovea hacen parte de su repertorio.

Ernaldo relató que cualquier día del año 2005 llegó a la peluquería un hombre alto, flaco y mal vestido. “¡Hey, motílame!”, le pidió el cliente. Su sorpresa fue mayúscula al ver que era el ex campeón mundial del boxeo Antonio Cervantes, ‘Kid Pambelé’.

Ese día -rememoró- hablamos de sus peleas, de su vida desordenada y de sus mujeres. Me dijo que como él no nacería otro… y hasta ahora es así; además, no le cobré.

Tres días después vio al mismo Pambelé pateando y golpeando con sus puños las esteras de los negocios que aún no abrían al público. “Ese día sentí mucha tristeza”.

Fígaro: Omar Gómez Hincapié tiene 52 años y es heredero de la peluquería con nombre común e internacional: Fígaro, el famoso ‘Barbero de Sevilla’.

Se ufana de no haber dejado morir la tradición que inició su abuelo Lorenzo Gómez y que más tarde mantuvo su padre José Gómez.

De ellos no solo heredó el arte de cortar el cabello, sino las brochas de afeitar que guarda con recelo en un cajón .

En un rincón de su casa tiene dos sillas traídas de Chicago, Estados Unidos, que hoy ofrece al mejor postor.

Recordó que alguna vez le salvó la vida a un hombre desesperado que llegó a su establecimiento porque su mujer lo había traicionado. “Su decisión era suicidarse”, pero después de muchos consejos, los dos se abrazaron y lloraron.

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