Aracataca, el pueblo caribeño donde Gabriel García Márquez nació en 1927, quiere quedarse con una parte de las cenizas del escritor colombiano, que permanecen en México desde su muerte, en abril del año pasado, informó el diario El Tiempo de Bogotá.
El gobernador del departamento colombiano de Bolívar, Juan Carlos Gossaín, anunció el martes pasado un acuerdo con la viuda y los hijos del escritor en virtud del cual las cenizas serán depositadas el próximo 12 de diciembre en el Claustro de La Merced de Cartagena de Indias.
“La familia de Gabriel García Márquez, su esposa Mercedes Barcha y sus hijos Rodrigo y Gonzalo, tomó esta decisión que ha sido acogida con profunda emoción por la Gobernación”, dijo Gossaín en una conferencia de prensa. Pero según El Tiempo, las autoridades de Aracataca, un pueblo del departamento de Magdalena, a 145 kilómetros al oriente de Cartagena de Indias, harán gestiones ante la familia del autor de Cien años de soledad para que una parte de las cenizas sea llevada allí.
El alcalde de Aracataca, Tufith Hatum, dijo que tras la muerte del Premio Nobel de Literatura 1982, envió una carta a la viuda del escritor para solicitarle que las cenizas fueran depositadas en ese municipio, al que muchos consideran como el verdadero Macondo, pueblo imaginario que recreó Gabo.
“Los cataqueros, desde el mismo fallecimiento de nuestro Premio Nobel, le hicimos una petición formal y respetuosa a la familia de García Márquez, para que cuando pasara todo este duelo nos dieran la oportunidad y el honor de tener parte de las cenizas aquí, en Aracataca, para que reposen en un mausoleo en la Casa Museo”, dijo Hatum.
El burgomaestre dijo que envió la carta con un hermano del escritor y que desconoce si le fue entregada a la familia, por lo que comentó que está dispuesto a volver a hacer la solicitud.
La Universidad de Cartagena, que utiliza el Claustro de La Merced como sede alterna, se encargará de financiar las obras de adecuación de una plaza central de esa edificación, donde reposarán las cenizas.
El gobernador Gossaín justificó la decisión de enterrar las cenizas ahí con el argumento de que esa ciudad fue fundamental en el ejercicio literario y periodístico de García Márquez, quien solía viajar a la capital de Bolívar, donde tenía una casa de descanso.
Escena novelesca
A poca distancia de Aracataca, en Santa Marta, en pleno siglo XXI, cuando la comunicación instantánea queda asegurada por las redes sociales y la mensajería móvil, el ritmo del Caribe se ajusta a la perfección con el deseo de quienes aún envían tarjetas postales.
La cercanía del pueblo natal de Gabo, inspiración para su Macondo, ese escenario literario tan real como mágico, convierte cada paso que se da y cada charla con los samarios, en auténticas escenas novelescas.
Ya decía Gabo que él sólo era un notario de la realidad, que apenas reflejaba con sus letras la cotidianidad de la gente de su país natal. Y cuando, en la búsqueda de un buzón de correos para enviar postales de amor, se llega al Parque de los Novios, no queda más que dejarse arrastrar por ese realismo mágico.
“El nombre auténtico es el Parque Santander, pero si le preguntas a cualquiera con ese nombre nadie lo reconocerá. Es el Parque de los Novios, porque acá es donde quedan los novios para encontrarse”, explica Rosa, una vendedora ambulante de café y chucherías, nacida y residente en Santa Marta.
Junto a ella, Enrique, un hombre de 74 años, sonríe y dice que siempre se denominó así. “Cuando yo tenía 15, que era más o menos ayer, ya se conocía como el Parque de los Novios”, bromea.
Un grupo de expedicionarios de la Ruta BBVA completaron ahí una visita de carácter cultural e histórico, que comenzó ante la estatua de Rodrigo de Bastidas (1445-1527), explorador de la costa caribeña colombiana.