Santa Marta DTCH

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viernes, 14 de agosto de 2015

La Ruta BBVA llega a la Quinta de San Pedro Alejandrino de Santa Marta



Los expedicionarios de la Ruta BBVA acamparon hoy en la finca de Simón Bolívar, en Santa Marta (norte de Colombia), tras recorrer el Parque Nacional Tayrona, donde, además de efectuar una marcha de casi 30 kilómetros hasta las ruinas de Pueblito, disfrutaron de sus playas paradisíacas.

Los 171 ruteros de 21 países que participan en la trigésima edición de este programa académico-cultural creado en 1979 instalaron hoy su campamento en el exterior de la Quinta de San Pedro Alejandrino, la que fuera morada del Libertador de América en sus últimos días antes de morir el 17 de diciembre de 1830.

En este histórico emplazamiento, al que Bolívar llegó gravemente enfermo y con la intención de exiliarse a Europa -viaje que el nobel colombiano Gabriel García Márquez recrearía después en "El general en su laberinto"-, los jóvenes permanecerán dos días, en los que podrán acercarse más a la figura del político y militar venezolano.

La llegada de los ruteros a este emplazamiento, declarado Monumento Nacional histórico en 1891, tuvo lugar tras dos jornadas vividas en plena naturaleza, en el exhuberante y bello paraje que constituyen la vegetación y las playas del Parque Nacional Tayrona.

Fue el primer momento de gran aventura de los expedicionarios en esta etapa colombiana, que concluirá el 26 de agosto, en la que los jóvenes debieron hacer frente a un calor sofocante y a una alta humedad para completar una marcha a pie desde su campamento, situado en Castilletes, hasta las ruinas arqueológicas de Pueblito, en un recorrido de casi 30 kilómetros entre la ida y la vuelta.

La caminata vino precedida por una ceremonia ritual hecha en la playa del campamento, en la que dos representantes de la cultura kogui -indígenas que habitaron Pueblito entre los años 400 y 1600 y que aún hoy sobreviven en la Sierra Nevada de Santa Marta- pidieron a los jóvenes que agradecieran a la madre tierra los dones recibidos y le ofrecieran la marcha que iban a emprender.

Bajo un sol de justicia ya desde primera hora de la mañana -la marcha arrancó a las 8.30 hora local (13.30 GMT)-, la mayoría de ruteros -solo unos pocos permanecieron en el campamento por mal estado físico- emprendió el camino paralelo a la línea de costa adentrándose después en una frondosa vegetación tropical.

Apenas un par de paradas -una de ellas en Arrecifes, donde un cartel avisa "Bienvenidos al paraíso"- en el primer sector del camino, que también incluyó zonas de rocas donde los jóvenes debieron escalar, permitieron reponer fuerzas a toda la expedición antes de llegar al cabo de San Juan de Guía.

En este espléndido lugar hubo una selección de expedicionarios para evitar que quienes se encontraban mal físicamente hicieran la ascensión a Pueblito.

Y esos que no pudieron completar la marcha tuvieron su otra recompensa: cuatro horas de disfrute total en una playa de aguas esmeraldas. Los jóvenes improvisaron unas toallas con las capas de agua que les acompañan en el viaje y disfrutaron de juegos y risas en pleno Caribe.

Mientras, el grueso de la expedición subió a conocer las ruinas y, según señalaba la mayoría al regresar, "lo importante fue el camino". No es que, como decía el poeta Kavafis, se sintieran decepcionados con Ítaca, pero los grandes escalones de piedra y la cerrada vegetación que hallaron en la ascensión fueron su mejor recompensa.

Al descender, un reparador baño en las mismas aguas que habían disfrutado el resto de sus compañeros dio a los aventureros la energía suficiente para emprender la marcha de vuelta, que se completó ya sin luz.

Pertrechados con frontales, por un terreno llano y sin tanto calor como en la mañana, aunque sí con idéntica humedad y un fuerte ritmo, los expedicionarios completaron el recorrido unas doce horas después de haberlo iniciado.

Agotados pero contentos, todos lucían esta mañana la sonrisa orgullosa de haber completado una gran aventura, tanto que hasta la música más verbenera sonó en el campamento a cargo de los titiriteros Salvador y Antonio Lucio, que acompañan al grupo para despertarlo cada mañana, y de varios expedicionarios integrantes del Aula de Música.

La Ruta BBVA, creada por el periodista y aventurero español Miguel de la Quadra-Salcedo, celebra en 2015 su trigésima edición por tierras de España y Colombia.

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