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lunes, 25 de mayo de 2015

Los arhuacos le confían su sabiduría a la Nube


Los arhuacos, uno de los cuatro pueblos indígenas que desde hace varios siglos habitan la Sierra Nevada de Santa Marta, un sistema montañoso que se eleva por encima de los 5.000 metros sobre el nivel del mar, nunca habían estado tan cerca de las nubes. O, mejor, de la Nube.

Tras varios años de participar en un proyecto de apropiación tecnológica auspiciado por Microsoft –el gigante del software fundado por Bill Gates–, esta etnia empezó a guardar la información estratégica de su comunidad en la Nube, el revolucionario sistema que permite que un usuario pueda acceder a su información desde cualquier dispositivo conectado a Internet, sin necesidad de almacenarla en un equipo propio.

“Nos tomó más de dos años entender cómo la tecnología podía ayudar a los arhuacos, respetando su cosmovisión y su cultura. Ha sido un lindo proceso de aprendizaje mutuo, basado en la apuesta de sus líderes y en la confianza que hemos ido ganando a partir del trabajo duro”, cuenta Jorge Silva Luján, gerente general de Microsoft Colombia.

De las 15 necesidades que se plantearon durante las largas jornadas de trabajo conjunto, se concluyó que la administración territorial era la más urgente. “Un alto porcentaje del tiempo de trabajo de los mamos (guías espirituales), gobernadores y líderes se invierte en temas de tierras. Dicha información se maneja en libros muy antiguos que deben cargar y transportar a las diferentes regiones para identificar y administrar sus predios”, explica Carlos Vázquez, uno de los encargados del proyecto en Microsoft.

Hoy, todos esos datos se han consolidado en un sistema llamado CRM Dynamics Online, que muchas empresas usan para administrar las relaciones con sus clientes. “Los datos de dónde están los territorios, quiénes los habitan, el estado de la propiedad y qué actividades agropecuarias realizan allí, entre otros, ya están en la Nube”, dice Silva Luján.

Aunque es posible acceder a la mañu (‘nube’ en su lengua) desde cualquier equipo conectado a la Red, los arhuacos prefieren manejar la información desde su sede de gobierno, en Valledupar, la capital del Cesar. Solamente unos pocos líderes de la comunidad tienen las contraseñas de entrada. “Ni siquiera nuestros técnicos tienen esas claves. Es parte del compromiso de respeto y de confianza que tenemos”, señala Vázquez.

Con la información en la Nube, los líderes de la comunidad pueden saber con exactitud y en pocos segundos el estado de cada uno de los predios, por ejemplo en todo lo relacionado con los títulos de propiedad. “Antes, si había un problema o duda, debían envolver los libros viejos en plástico, montarlos en camperos o animales de carga y llevarlos hasta los lugares en disputa”, comenta el vocero de Microsoft.

Como parte del proceso, la multinacional estadounidense decidió contratar a Ruperto, un representante de los arhuacos, quien tiene un puesto de trabajo en las oficinas principales de la compañía, en el norte de Bogotá. Su vestimenta tradicional (manta clara tejida en lana, pantalón del mismo material, mochila tejida por arhuacas y abarcas) contrasta con las modernas instalaciones, las corbatas y el agite propios del distrito financiero de la capital.

Ruperto es un hombre serio pero afable, de sonrisa fácil y con actitud de servicio, que decidió convertirse en el enlace entre los líderes de su comunidad y sus ‘hermanos menores’, como los arhuacos llaman a los blancos. Vive con su esposa y sus hijos en el occidente de la ciudad.

“Nos ha enseñado mucho. Me gusta ver cómo aprende cada día y cómo lo acogió nuestro equipo”, celebra el gerente para Colombia de Microsoft.

Aislamiento histórico

“La idea de usar la tecnología para conservar nuestra cultura surgió del aislamiento histórico al que se ha visto enfrentada la Sierra, donde, por ejemplo, no hay conectividad ni energía eléctrica. Tener un sistema de información que necesite equipos (de almacenamiento) en un sitio con poco acceso para las personas no era una opción. Pero tener los datos en la Nube es democratizar la información entre los 65 asentamientos y más de 46.000 habitantes que tiene nuestro pueblo”, subraya Ruperto.

“El siguiente paso es llevar a cabo un gran censo demográfico y ‘subir’ los datos a la Nube. Así como hoy tienen los datos de los territorios, quieren tener los de cada miembro de su comunidad”, adelanta Silva Luján.

El gobierno del pueblo arhuaco podrá saber entonces con exactitud el nombre y la ubicación de cada uno de los habitantes, y contar con estadísticas productivas y epidemiológicas. Así, si llegan ayudas de un ente multilateral para impulsar la ganadería o la siembra de café, por ejemplo, ya no tendrán que acudir a los anaqueles de libros para saber cómo repartirlas de la mejor manera posible, sino navegar rápidamente por su flamante ‘biblioteca’ virtual.

Intercambio cultural

La cabeza de Microsoft en nuestro país reconoce que no ha sido un proceso fácil para ninguno. “Es parte del aprendizaje. Es lógico que desconfíen de nosotros, sus ‘hermanos menores’. O de la tecnología misma, aunque no les falta, pues les han regalado equipos que finalmente no han usado. Y ese era el reto: lograr que se apropiaran de este sistema, que lo ajustaran a sus requerimientos y a su cultura”, puntualiza Silva.

Fruto de la relación de los últimos años, la cultura corporativa de Microsoft también se ha visto beneficiada por el conocimiento y la profundidad espiritual de la comunidad indígena. “Con Ruperto conversamos mucho, intercambiamos opiniones. Parte de la filosofía de los arhuacos radica en el concepto de sencillez. Según ellos, el ser humano se va cargando de cosas innecesarias en su viaje por la vida. Y eso lo hemos aplicado internamente: ahora busco que mi gente se libere de cosas que no necesita antes de aventurarse en un nuevo proyecto. Aprendimos a convivir y a trabajar con una cosmovisión distinta”, agrega el ejecutivo colombiano.

Y las cosas no se detendrán aquí. Con ayuda de la energía solar –pues los arhuacos no son amigos de instalar redes eléctricas en sus zonas sagradas–, el nuevo sistema estará disponible en los asentamientos más altos de la Sierra Nevada de Santa Marta.

El objetivo es que desde Nabusimake, la ciudad sagrada, su capital, donde están los mamos, los líderes y los sabios, la comunidad continúe con su proceso de apropiación de esta tecnología, accediendo al sistema durante las sesiones de gobernadores, alimentándolo ellos mismos. En últimas, haciendo cada vez más grande la mañu.

Las costumbres indígenas desde la óptica urbana

De las cuatro culturas indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, la arhuaca es tal vez la que mejor conserva sus costumbres. “En la parte alta de la Sierra, lo que ellos denominan ‘las nieves’, se encuentran indígenas puros en su vestir y en su lengua. Y les preocupa que puedan vivir situaciones como la de los kankuamos, hermanos de territorio que han sufrido con la occidentalización y la pérdida de muchas de sus tradiciones”, cuenta Carlos Vázquez, uno de los ejecutivos de Microsoft que más han trabajado con esta comunidad.

A los empleados de la multinacional les han llamado la atención varias expresiones culturales de los indígenas. “Por ejemplo, todo el tiempo dan algo. No piden. Cuando un arhuaco se encuentra con otro se intercambian regalos, que son cosas sencillas pero útiles, como navajas y cortaúñas –comenta Vásquez–. Los hombres siempre llevan tres mochilas: una para los regalos, otra en la que cargan el poporo donde mambean coca (que al llegar a la adolescencia les es entregado por el mamo y lo usarán el resto de su vida) y una tercera mochila para llevar las hojas de coca, que también intercambian con sus pares como muestra de amistad y confianza”.

El ejecutivo también destaca el hecho de que las reuniones de deliberación sean en la noche y culminen en las madrugada, pues para los mamos y líderes son las horas del día en que mejor se piensa y hay mayor claridad para tomar decisiones.

Microsoft sueña con una escuela de mamos

Luego del proyecto territorial en la Nube y del censo poblacional y epidemiológico, Microsoft le apuesta al uso pedagógico de esta plataforma. “Mi sueño es que, con las herramientas de colaboración multimedia, se pueda crear una escuela de mamos (líderes espirituales)”, afirma Jorge Silva, gerente general de la empresa en Colombia.

Los líderes espirituales, vitales para la comunidad, enseñan y traspasan muchos de sus saberes únicamente de manera oral, y están desapareciendo más rápido de lo que enseñan a sus sucesores.

“Queremos que la tecnología ayude a garantizar la supervivencia de su cultura, tan valiosa y necesaria para todos”, afirma Silva Luján.

Para ser mamo, el linaje es muy importante. “En otros casos, se fijan en lo que llaman prodigios. Por ejemplo, que un niño vaya al monte, precisamente al sitio de donde siempre extraen la leña para cocinar, es algo que para ellos tiene un gran significado espiritual”, explica Carlos Vázquez, de Microsoft.

Fuente: El Tiempo

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