Este viernes, 29 de mayo, a las 10 de la mañana, en las instalaciones de la Alcaldía del municipio del Magdalena, Fundaciones Transversus, con el apoyo de la Cámara de Comercio de Santa Marta y Gases del Caribe, hará la entrega oficial de la maqueta del proyecto escultórico ‘El parque de Hielo de Macondo’, del escultor samario Ramiro Cuello.
La obra será instalada en la plaza central del municipio, como un homenaje material al Premio Nobel en su municipio natal, y está inspirada en la historia de Aureliano Buendía (protagonista de ‘Cien años de soledad’) cuyo primer recuerdo de infancia fue el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Usando materiales acrílicos y resinas de alta duración, Ramiro Cuello recrea en ésta obra la magia del sueño macondiano, creando un espacio que favorecerá el juego de chicos y grandes, porque contará con una estructura futurista que dará más sombra al lugar y adicionará espacios para sentarse y departir; también hará una evocación de ‘El rincón guapo’, tradición oral local, mediante la cual aprendió sus primeras narraciones el mayor escritor de nuestra historia
La escultura principal tendrá una altura de seis metros y un diámetro once; su cimentación será sobre el nivel del piso, para permitir su uso como banca; los anclajes serán platinas en acero adosadas a cada elemento de la escultura, para permitir su estabilidad. Los materiales utilizados para la construcción serán de alta calidad, para evitar su calentamiento o fractura en la manipulación cotidiana.
Se respetará la arquitectura actual de la plaza y se intervendrá con siluetas de los personajes más importantes en la infancia de García Márquez como son: Los abuelos, La Tía Pa, La Tía Mama, su hermana Margot y la pareja de indígenas guajiros al servicio de la familia.
Estalactitas y cubos de hielo adosados a bancas y árboles terminarán la fantasiosa composición, que dará otro toque mágico a Aracataca, la propia tierra del realismo mágico.
EL ARTISTA
El escultor Ramiro Cuello Iriarte nació en Santa Marta en marzo de 1958, estudió arquitectura en la Universidad Piloto de Colombia, confirmando una vocación determinada hacia la intervención del espacio.
Esa inquietud la canalizó en sus labores durante años como contratista, aunque siempre con una necesidad interior de encontrar nuevas posibilidades de interactuar con el espacio, más allá de la concepción arquitectónica. La respuesta la encontró en el año 2000, de la mano del artista plástico colombiano Carlos Orrea, y la continúa consolidando a través de la investigación y la tutoría con importantes críticos y artistas nacionales.
Así emprendiendo el camino artístico que lo ha llevado hasta su labor actual como escultor.