“Cuando no se tiene mano de obra calificada, indudablemente no se pueden desarrollar proyectos competitivos, no hay cómo exigir porque la personas no tienen bases para dar más”.
La premisa es de Mauricio Ortiz, director de la Escuela de Negocios de la Universidad del Norte, frente a las consecuencias que genera impartir una educación de baja calidad, en los rendimientos de competencia de cualquier sociedad.
Recordó que alrededor del mundo los países que hacen esfuerzos e invierten en mejorar su calidad educativa son los que mejor se ubican en los rankings de competitividad y sus economías crecen más rápidamente.
“Los estudiantes que llegan a las universidades y que no cuentan con bases sólidas y sus capacidades no les permiten ser exigentes, siempre van a tener dificultades para llegar a la globalización, y a ser más eficientes en los temas laborales”, indicó.
Y sentenció que sin mano de obra calificada y con baja calidad académica será más difícil desarrollar trabajos donde se requiere innovación y tecnología.
Uno de los grandes escollos educativos en el Caribe es que no se es riguroso en la formación media vocacional, en bachilleratos, en temas cuantitativos y humanísticos.
El punto vuelve a ser tema de discusión, tras las cifras que reveló el Observatorio del Caribe Colombiano, que volvieron a evidenciar el atraso frente al resto del país. Según la clasificación del Icfes en el año 2008, las ciudades de Pasto, Bogotá y Bucaramanga, fueron las que mayor número de colegios de niveles alto y superior tuvieron, por encima del 44 por ciento.
Mientras que todas las capitales costeñas, incluyendo a Barranquilla, tienen registraron los porcentajes más bajos, siendo Santa Marta la de peor comportamiento.
Elías Said Hung, director del Observatorio de Educación del Caribe Colombiano señaló que a una persona que desde su educación inicial presenta problemas de comprensión numérica, le será mucho más difícil manejar las herramientas para analizar y comprender grandes planes de negocios, porque no tiene la capacidad para vislumbrar y desarrollar procedimientos y el producto será impactado y permeado por la baja calidad.
En síntesis “son ciudadanos que no cuentan con herramientas óptimas para hacer frente a los retos que demanda el desarrollo en todos los niveles”.
En opinión del Consejo Privado de Competitividad Colombiano “es importante hablar de la pertinencia de la educación en un contexto de competitividad porque al mejorar las habilidades, competencias y destrezas del capital humano, se amplía la capacidad innovadora del aparato productivo. Y porque se facilita el ajuste entre oferta y demanda laboral para que responda de manera acertada y efectiva a la formación de ciudadanos y a las necesidades de expansión y desarrollo económico y social”.
Fuente: El Heraldo