Santa Marta DTCH

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viernes, 6 de septiembre de 2019

Ciénaga, capital del Realismo Mágico: un paraíso en Colombia


Ciénaga fue catequizada en 1529 con el nombre de “Pueblo de la Ciénaga de Santa Marta”. Entre las atracciones turísticas del casco antiguo del pueblo, está la única sede de la masonería en todo el área de Región Caribe. Es conocida por todos como “La casa de la Logia”. Esta es, sin dudas, una de las casas mejor conservadas de la ciudad, si no la más.

Como ocurre históricamente en la Francmasonería, las reuniones son de índole secreta y solo ingresan los hombres. Por esta razón, se han encumbrado las más insólitas fantasías de lo que ocurre dentro. En el exterior de la casa masónica, hay un ojo encerrado en un triángulo. Dicen los Cienagueros que “El ojo que todo lo ve” parpadea y se mueve siguiendo a los vecinos, produciendoles escalofríos. Además este ojo se ilumina cuando una vez a la semana se reúnen los masones.


En la plaza principal de la ciudad se encuentra este templete neoclásico que es la postal preferida de quienes visitan la ciudad. Fue puesto en reemplazo de una antigua fuente sita en el mismo lugar cuando el arquitecto Eduardo Carpentier hizo a nuevo el Parque Centenario, justamente cuando Ciénaga cumplía 100 años, y el pueblo vivía la mayor remodelación arquitectónica de su historia, copiando los estilos Ecléctico y Neo Clásico que estaban a la moda en Europa, y que arquitectónicamente hablando diferencia a Ciénaga de los demás pueblos colombianos.

Frente al Parque Centenario se encuentra la bonita Iglesia San Juan Bautista, con sus tres naves, la torre y variados estilos arquitectónicos, aunque su impronta sea puramente colonial. Fue semi destruida en la época en que había combates entre los patriotas y los realistas, en la que Ciénaga fue escenario de una de las batallas más violentas de la Guerra por la Independencia de Colombia, por lo que fue reparada sin ahorros en 1846.


Esta iglesia viene a reemplazar una más antigua, que data del 1585 y se encontraba en la antigua locación de esta ciudad y que supo mudarse algunas veces buscando el mejor punto defensivo. Se han tejido todo tipo de leyendas acerca de la casa que un tal Manuel Varela mandó a construir en Ciénaga hace 100 años con materiales traídos directamente de Europa. Fue durante el auge económico de los bananales. Varela era tan popular y exitoso que la gente empezó a pensar que había hecho un pacto con el diablo. De ahí el nombre “La casa del Diablo”.


Cuentan los Cienagueros que cada tarde de los últimos 100 años, sale un perro negro hasta la esquina y se queda mirando. También dicen que desde las veredas se escuchan llantos de bebe, y otros levantan la apuesta jurando haber visto al mismísimo diablo dentro de la casa..

La Casa del Diablo es Patrimonio Histórico de la Nación por su peculiar historia. Más de una vez el Estado prometió remodelarla, pero las promesas no llegan. O quizás tienen miedo de trabajar ahí dentro. Lo cierto es que los colombianos son muy supersticiosos, y al fin y al cabo son muchos los que vieron u oyeron cosas raras. Lo cierto es que esta empieza a tener un estado calamitoso y va a ser cada vez más difícil recuperarla.


El 6 de diciembre de 1929, el pueblo de Ciénaga vivió su peor capítulo de la historia cuando el Ejército de Colombia, al mando del general Cortés Vargas reprimió una huelga que los trabajadores de la Zona Bananera llevaban hace tres semanas. Ese día mas de 1800 colombianos murieron acribillados en un hecho que se conoce como “La Masacre de las Bananeras”.

Los muertos ascenderían a 3408, según cuenta Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad”. Lo cierto es que nunca se supo la cifra oficial pues la United Fruit Company (la empleadora más grande de la región) sub contrataba con terceros a sus empleados. La compañía con base en Boston tenía tomado al estado por los cojones, y este respondía directamente a sus intereses, tal como había pasado en otros países latinoamericanos en donde la compañía tenía intereses económicos.

Pocos años antes había triunfado la revolución bolchevique en Rusia, cuando instauraron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, las primeras del mundo. 10 años antes los trabajadores no se hubieran animado a reclamar por estos derechos.

La masacre sucedió el mismo año del nacimiento de Gabriel García Márquez y queda magistralmente plasmada en su libro “Cien años de soledad” , por ser el escenario en donde vive la familia Buendía, y que le dió a la zona el título de Capital del Realismo Mágico.

También me hice tiempo para acercarme a su kilométrica playa. La arena esta teñida de negro. Dicen que son partículas de carbón, y es probable ya que por las cercanías pasa el tren carbonero de la compañía Drummond.

El suelo del mar casi no tiene piedras, y aunque es medio fangoso al pisarlo, resultó el mejor lugar que conocí, para nadar un rato en sus calientes aguas, y que a diferencia de la mayoría de las playas del “Caribe” colombiano, estas son calmas y las olas pequeñas.

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