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miércoles, 8 de enero de 2014

Ciénaga, musa que inspira entre la Sierra y el mar


“La capital del realismo mágico”, así llamó a este poblado el periodista británico Richard McColl de la BBC, por ser escenario de la historia de la familia Buendía, protagonista de ‘Cien años de Soledad’. Este nuevo destino de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia y sus habitantes, promete a quien lo visite interesantes parajes y experiencias inolvidables.

El título de ‘Pueblo escondido’, que gracias a la afamada novela colombiana La marca del deseo se ganó este municipio costero, se queda corto frente a sus recónditas calles con historia y cultura.

Por ellas transitan las 111.125 personas que tienen su hogar en este bello poblado al que se llega por vía aérea desde Bogotá, capital de Colombia, o desde cualquier otra ciudad principal del país a través del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Santa Marta, primera ciudad del departamento, ubicada a quince minutos del casco urbano del municipio. Por vía terrestre se puede llegar a él por la Troncal del Oriente, que tiene conexión con el interior del país, o por la Troncal del Caribe, desde Barranquilla y otras urbes del Caribe colombiano.

Esta población es reconocida por dos características: tener sus costas bañadas por saladas y cálidas aguas del mar Caribe y estar en la ladera de la Sierra Nevada de Santa Marta, la formación montañosa litoral más alta del mundo, con una altura de 5.775 metros en sus picos nevados.

Es tal la importancia de este poblado para Colombia, que una de las canciones más emblemáticas de la cultura nacional fue escrita para hacerle un homenaje; se trata de ‘La cumbia cienaguera’ de Alberto Pacheco.

Los ademanes y las piruetas que hace el hombre, con la esperanza de llamar la atención de aquella mujer que lo hipnotiza con su movimiento de caderas que asemeja el ir y venir de las olas del mar, son los pasos que caracterizan este alegre y contagioso baile.

No en vano es el ritmo que imprime el espíritu fiestero en el Festival Nacional del Caimán Cienaguero, en el que a través de danzas originales y comparsas coloridas se muestran las tradiciones orales de mitos y leyendas de esta población. Toda una fiesta con tradición pues tiene un siglo de existencia.

Cada 20 de enero los cienagueros rememoran la historia de Tomasita, la hija de un pescador que por un descuido de su hermana cayó al río y, según la leyenda, un caimán se la comió.

Es el mejor ejemplo de la triple fusión cultural (europea, africana e indígena), en la que las festividades católicas de los conquistadores se combinaron con ceremonias aborígenes y la herencia musical de los esclavos africanos, hasta transformarse en una espectacular fiesta popular.

Pero la historia de este municipio no se limita a ese evento. En su arquitectura se expresan momentos significativos del pasado con los que es frecuente tropezarse, específicamente en su Centro Histórico.

Su antigüedad, las técnicas de construcción, así como el contexto ambiental, urbano y físico, además de su representatividad sociocultural y el valor estético, fueron algunos de los criterios que le valieron al centro para ser declarado Bien de Interés Cultural de ámbito nacional, mediante el decreto 2012 del 5 de noviembre de 1996. Dicho documento establece que “el Consejo de Monumentos Nacionales verificó los valores urbanísticos, arquitectónicos e históricos que hacen de la traza urbana, sus inmuebles, plazas y manzanas, un testimonio singular”.

Prueba de ello son edificaciones constituidas como Bienes de Interés Cultural de gran riqueza estética que transportan a tiempos pasados mientras se vive intensamente el presente. Es el caso del Templete, en medio de la estrella de ocho puntas de dicho parque; el parque del Centenario, el cual sufrió una radical transformación a principios del siglo XX con la construcción del Palacio Municipal, y la Parroquia San Juan Bautista, que se integra con la arquitectura republicana predominante en este importante epicentro histórico y cultural de los cienagueros.

Aparte de su belleza arquitectónica, Ciénaga ofrece a sus visitantes el bello paisaje de Costa Verde, sitio donde el agua dulce del río Córdoba desemboca en el mar Caribe, un bello espectáculo que, junto a la biodiversidad de la zona, es imperdible.

La exquisitez de su gastronomía es otro de sus atractivos. El platillo predilecto es el pescado frito y el arroz con coco, aunque también son muy famosos los guineos pasos, las pastas de leche y guayaba y el sancocho de chivo, cuyo ingrediente principal es una especie de bagre de mar. Delicias que enamoran el paladar de cualquiera que visite este histórico poblado que habitaron, hasta antes del descubrimiento de América, los indios Chimilas y Tayronas, quienes luego fueron catequizados por Fray Tomás Ortiz.

El municipio es además epicentro de otro importante festival cultural, el Festival Nacional de Música con Guitarra ‘Guillermo de Jesús Buitrago’, que desde hace 15 años ha resaltado y preservado las composiciones musicales de este cantautor insigne del pueblo.

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