Santa Marta DTCH

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lunes, 17 de noviembre de 2014

El intérprete de los kogui: los hombres que habitan la 'ciudad perdida' de Santa Marta



Era 1990 y un documental atrajo la atención del planeta: ‘Desde el corazón del mundo: el mensaje de los hermanos mayores’, se llamaba.

El documental había sido elaborado por un hombre incapaz de llamarse a sí mismo escritor y que más bien prefiere el rótulo de cronista: Alan Ereira. Británico, cineasta, había estudiado en Queen’s College de Cambridge y trabajaba para la BBC.

Su película contaba la historia de la Ciudad Perdida de Santa Marta y los hombres que habitaban en ella: los indígenas kogui.

Resultaba extraño. Los kogui, tras sobrevivir a la Conquista española, habían permanecido ocultos por siglos. De alguna manera, Ereira logró acercarse a ellos. Tal vez por una circunstancia especial: necesitaban enviarle al mundo un mensaje urgente.

Los kogui están seguros que son los guardianes de la tierra, los “hermanos mayores”. Nosotros, los “hermanos menores”, el resto de la humanidad, la estamos destruyendo al extraer los recursos naturales a montones.

Los indígenas tienen miedo. Desde su sabiduría están notando cambios inquietantes: glaciares derretidos, tormentas nunca antes vistas, inundaciones, sequías, deforestación. Necesitaban a un hermano menor – Ereira – que tradujera una advertencia a los demás hermanitos: deben parar la destrucción, dejar de vender el planeta por dinero.

Veinte años después de aquello, extraño, los kogui decidieron contactar de nuevo a Ereira. Su mensaje o no fue entendido o fue ignorado, pretendían difundirlo otra vez. Le pidieron una película para insistir en sus advertencias: ‘Aluna’.

Esta semana fue vista por primera vez en Cali, en el Museo del Cine, Caliwood. También en la Universidad del Valle y en la Universidad Javeriana. El intérprete de los kogui contó la historia completa.

¿Cómo llegó a las Kogui para hacer el primer documental: 'Desde el corazón del mundo: el mensaje de los hermanos mayores'?

Trabajaba para la BBC, filmando en Bogotá porque estaba adelantando un programa para el Gobierno Español y mientras estaba ahí la BBC me pidió que investigara la cultura kogui a ver si había tema para una película.

Así que investigué y me di cuenta que no solo estaba la Cuidad Perdida de Santa Marta, sino que había otros lugares ocupados por personas que no querían comunicarse con el mundo exterior.

Conduje desde Bogotá hasta Santa Marta, a la Sierra, y en el camino me detuve para conocer a Gerardo Reichel Dolmatoff, quien es el creador y forjador de la antropología colombiana y quien ha investigado a los Kogui. Él me dio un esbozo general y de ahí fui a la Sierra y les dejé varios mensajes porque sabía que ellos no querían interactuar con otras personas, así que les comuniqué que si querían hablarle al mundo, yo los podía ayudar.

Seis meses después recibí tres mensajes de tres comunidades kogui distintas y las tres respuestas eran idénticas. Decían: estamos esperando para trabajar con usted, por favor venga. Y así empecé.
 
Los kogui pretendían enviarle un mensaje al mundo. ¿Cuál es ese mensaje exactamente?
El mensaje de la primera película era muy simple: los kogui querían manifestar que el hermano menor, nosotros, está destruyendo el planeta al convertirlo en dinero. La línea que más me gustó fue cuando kogi Mama (autoridades tradicionales de la comunidad) dijo: sabemos lo que han hecho, ustedes nos han vendido y no comprenden aún que están destruyendo el mundo.
 
Así que el mensaje fue: están destruyendo el mundo y deben parar. Ellos asumían que desconocíamos esta información y que por ello no hemos parado la destrucción del planeta.
 
¿Cómo se dio, 20 años después, la segunda película que usted acaba de estrenar en Cali: ‘Aluna’?
Veinte años después del primer documental, los kogui dijeron: ¿qué pasó? Te dijimos que estaban destruyendo el mundo, pensamos que iban a parar, pero no sucedió nada. Ustedes no pararon, así que hicimos mal nuestro trabajo en el documental de 1990, no explicamos apropiadamente lo que queríamos decir y ustedes no entendieron. Así que ahora debemos hacerlo adecuadamente y usted debe ayudarnos. Así surgió ‘Aluna’.
 
¿Cuál es el mensaje que quieren transmitir los kogui en ‘Aluna’?
Dos cosas. Primero, ellos se preguntan por qué el primer documental no tuvo el efecto esperado. Yo les expliqué que tal vez la razón es que estaba dirigido a un público muy 
intelectual, y segundo, solo eran palabras.
 
Casi todas las personas no recuerdan lo que escuchan. En cambio sí recuerdan lo que ven. Lo que recuerdan de la primera película es lo que vieron, que no fue mucho, y no lo que se dijo, que si fue bastante.
 
Por lo tanto, en ‘Aluna’ se buscó una forma de comunicar su legado y hacer algo más visual que quedara en la memoria colectiva de la humanidad y no se olvidara.
 
La temática de esta segunda película está basada en que nosotros no entendemos que el mundo natural es un simple ser vivo, una entidad viva, y creemos que si por ejemplo dañamos la desembocadura de un río, donde se une con el mar, eso no tiene ningún efecto secundario. Pero, ¿usted cree que si le cortan los pies el resto de su cuerpo estará bien? Sucede lo mismo con la naturaleza.
 
Después de trabajar con esta comunidad indígena, ¿qué piensa de lo que está sucediendo hoy en el mundo? ¿Cuál es su visión?
Los kogui continúan optimistas, yo no. Cuando terminé la película y se las mostré, ellos dijeron: usted ha hecho un gran trabajo, la película está muy bien, pero usted no la ha terminado aún. Y les dije, ¿a qué se refieren con que no la he terminado?
 
Ellos respondieron: la película termina diciendo que el mundo está muriendo. Si nosotros pensáramos que eso es cierto, no haríamos una película. Los kogui, a pesar de toda la destrucción, creen que hay esperanza.
 
¿Durante cuánto tiempo realizó el trabajo de investigación de la cosmovisión de los kogui? ¿Tuvo alguna dificultad —como el tema financiero— para terminar la película?
En total la película se realizó en cuatro años. Y no, no tuve ninguna dificultad financiera. Esa fue la parte fácil. Si necesitara un millón de dólares, simplemente le decía al mundo: necesito un millón de dólares para esta película.
 
En solo seis semanas los tuve. Así pasó cuando estaba haciendo la primera película. Le escribí una sola carta a un personaje, que ni sabía su dirección, ni lo conocía, pero decidí que era la persona indicada, y me dio su apoyo financiero.
 
Por último: ¿qué significa ‘Aluna’?
Significa pensamiento, ideas, la conciencia dentro de la naturaleza. Esto es ‘Aluna’.

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