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lunes, 21 de mayo de 2018

El Fuerte San Fernando, una joya histórica escondida en Santa Marta


En el año de 1543 Santa Marta fue atacada por el pirata francés Roberto Ball y las tomas continuaron en los años sucesivos, hasta tal punto que de 1655 a 1692, fue quemada en 19 veces. Esto obligó a las autoridades españolas a construir, entre los siglos XVII y XVIII, seis fuertes para resguardar la ciudad.

Uno de estos fue San Fernando, construido en el año 1725 en las estribaciones del cerro La Pedrera, entre las playas San Carlos y Lipe, en el costado sur de la bahía samaria, en honor al futuro Rey Fernando VI.

Establecerlo allí era necesario, pues mientras las otras ciudades de la región prosperaban, Santa Marta veía cómo las flotas de galeones se alejaban de su puerto debido a que los ataques de los piratas y bucaneros se repetían con frecuencia y su población disminuía.

Las otras fortalezas construidas (San Juan, San Vicente, Nuestra Señora de la Caridad, en Punta Betín y San Antonio) fueron desapareciendo con el tiempo y solo la Isla del Morro y San Fernando quedaron en pie.

El primero está a la vista de todos, frente a la bahía, cual centinela de la ciudad; el segundo, escondido en predios de una guarnición militar (la Primera División del Ejército y Batallón Córdoba), invisible a los ojos de nativos y turistas, muchos de los cuales desconocen su existencia. Ambos fueron declarados Patrimonio de la Nación.

El fuerte recibió el nombre del futuro rey Fernando VI.

Controversia
Hoy, cuando la ciudad presenta un portafolio de atractivos naturales y culturales, en donde la Quinta de San Pedro Alejandrino, la Catedral Basílica y la Casa de la Aduana, se erigen como símbolos del paisaje cultural, operadores turísticos y estudiosos del tema consideran que se está perdiendo una gran oferta turística.

Algunos entienden que por su ubicación, no es posible materializar este sueño. “Por seguridad no se puede hacer público”, dijo Hugo Hernández, promotor turístico de El Rodadero, en clara alusión a que colinda con el Batallón Córdova y la máxima Unidad Táctica Militar del Caribe, como es la Primera División del Ejército.

Jorge Nieves, guía turístico, sostiene que quizás, si no hubiese estado en predios de los militares, “ya estaría destruido y mal oliente, posiblemente abandonado como otras reliquias históricas”.

Sin embargo, el abogado e investigador Alejandro Arias controvierte la aseveración anterior afirmando que “la evidencia muestra que el hecho de que esté allí no es que esté protegido porque los mismos militares lo afectaron hace pocos años para construir unas cabañas”.

“Era la única muestra viviente de la función histórica de Santa Marta en la época de los españoles, que a diferencia de Cartagena –que era la ciudad de los castillos y las murallas– esta era la de los fuertes. Hoy podemos decir que no somos nada en el contexto histórico”, anotó.
En la crítica por el limitado acceso, pese a estar en una playa pública, el profesor y cineasta Obeyeido Peña es del concepto que “el fuerte San Fernando está secuestrado” y añade que “mientras Cartagena vive de sus castillos y murallas, aquí nosotros los ocultamos”.



Gremios y samarios

Álvaro Fernández, presidente de Anato y representante legal de la agencia Turismerk, manifestó que sería un gran potencial turístico, y planteó que una alternativa, es “construir un muelle de tal forma que las embarcaciones atraquen en Playa Lipe y tengan acceso solamente al fuerte y no a la infraestructura castrense”.
Elías George, del Fondo de Promoción Turístico de Santa Marta, sostiene que “San Fernando debe ser la entrada al turismo cultural”.
Lo cierto es que pocos conocen su existencia. En una encuesta por las calles, escogiendo personas al azar, a la pregunta ¿usted sabe en qué parte de Santa Marta está el fuerte San Fernando?, se obtuvieron las siguientes respuestas:
“No sé, hasta ahora me entero” (Carmen Arévalo); “Creo que no es aquí, sino en Cartagena” (María Correa); “Desconozco por completo” (Jesús Méndez); “¿Está en El Rodadero?” (Nicolás De la Rosa); “Sé que está en el Batallón, pero no lo conozco” (Juan Correa); “Claro que sé en donde está, pero nunca lo he visto (Wilfrido Manjarrés).

La fortaleza fue ubicada en el cerro La Pedrera, en las playas San Carlos y Lipe.

Recuperación

Aunque el fuerte San Fernando sigue en pie pese a las condiciones de tiempo, erosión y el clima, la Universidad del Magdalena, a través de la Facultad de Humanidades y de su Programa de Antropología, avanza en conversaciones con la Primera División del Ejército Nacional, con el fin de preparar un documento técnico que permita su restauración.

Fue así como se realizó una reunión en el campus principal de la alma mater, en la que participaron Wilhelm Londoño Díaz, decano de la Facultad de Humanidades; el teniente coronel Ricardo Beltrán Jiménez, oficial de Acción Integral de la Primera División del Ejército; el antropólogo especialista Fabio Silva Vallejo, director del Programa de Antropología, y Juan Carlos Vargas Ruiz, docente y director del Laboratorio de Arqueología de Unimagdalena.

El director de este último, Juan Vargas reiteró que este tipo de proyectos permite la capacitación de los estudiantes en temas de su profesión, en este caso, arqueología militar y arqueología subacuática.

“Hace un par de meses abrimos el Semillero de ‘Arqueología de Cambio Social’ y los alumnos que hacen parte de este grupo están participando de este proyecto”, comentó.

El coronel Beltrán Jiménez se mostró complacido con el interés del Centro de Estudios Superiores por aportar a la restauración de esta fortaleza, que fue declarada en 1989 Monumento Nacional, de la cual dijo “enriquece cultural y turísticamente a la historia de la Nación, en especial a la de Santa Marta, siendo una de las ciudades más antiguas de Suramérica”.

“Queremos dar a conocer la historia del Fuerte Militar de San Fernando, la importancia que tuvo desde como una de las defensas de Santa Marta y de esta manera atraer cultural e históricamente más afluencia de turismo (nacional e internacional) para la ciudad”, dijo el oficial, dejando abierta la opción de la llegada de visitantes hasta sus instalaciones.

Fuente: EL HERALDO

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