Santa Marta DTCH

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sábado, 11 de enero de 2014

Ciénaga, ciudad de historia

Los capítulos más interesantes de historia cienaguera corresponden sin duda al campo militar. Por lo menos dos grandes batallas ocurrieron allí durante la Independencia. El 10 de mayo de 1813 Ciénaga fue escenario de un enfrentamiento entre las tropas republicanas de Cartagena y los ejércitos samarios, leales al rey de España. Ese día murieron cien soldados republicanos, y al día siguiente otros cuatrocientos quedaron en las playas víctimas de la artillería samaria. Es lo que se conoce como el "Desastre de Papares". Entre las bajas figuró el comandante de las tropas de Cartagena, el coronel francés Luis Bernardo Chatillón. Tampoco tuvieron éxito los intentos de los cartageneros por tomarse la población el 13 y el 14 de mayo. Pero vino luego el desquite en la sangrienta batalla que se libró el 10 de noviembre de 1820. Esta vez perdieron la vida 600 soldados realistas y 40 republicanos en la toma de la ciudad que lideraron ni más ni menos que el general Mariano Montilla, los almirantes José Prudencio Padilla y Pedro Luis Brion, y los coroneles Hermógenes Maza, José Vicente Calderón y Francisco José Carmona. Este último general, Francisco José Carmona, fue un pintoresco caudillo que viviría luego muchos años en Ciénaga. De hecho murió allí de manera tragicómica durante el carnaval de 1852. Indignado porque un negro vestido de general había leído el bando del carnaval, se enfrentó primero con el hombre del disfraz, luego con el alguacil y finalmente con toda la población. El héroe de la batalla de las Queseras del Medio (1819) y uno de los líderes costeños en la guerra de los Supremos (1840-1842) murió apaleado por intolerante, en plena fiesta. Pero pasemos al momento culminante de la historia bélica de Ciénaga. El 13 de octubre de 1902 se libró en las calles del pueblo la última de las muchas batallas de la guerra de los Mil Días. Las fuerzas liberales comandadas por el general Rafael Uribe Uribe atacaron la ciudad, mientras las tropas del gobierno estaban acorraladas en la plaza principal. Los conservadores habrían sido derrotados de no ser por la llegaba del vapor Nely Gazán que, con su fuego de artillería, inclinó la balanza a favor de las tropas gobiernistas. Una bala mató a la mula del general Uribe, otra le rasgó la ropa sin herirlo, poco antes de que el general Florentino Manjarrés le hiciera una propuesta de paz al líder liberal, que él inmediatamente aceptó. Vino luego un armisticio y finalmente la firma del famoso tratado de Neerlandia, nombre de la hacienda vecina en donde, en medio de un sancocho de gallina, se puso fin a esta guerra el 24 de octubre de 1902

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