Santa Marta DTCH

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lunes, 12 de marzo de 2018

Un vallenato desde la Sierra Nevada de Santa Marta

Kandymaku Busintana Bayona

Su nombre significa “padre que alegra la tristeza”. Este indígena ha participado en producciones de televisión y encontró en este género una forma de acercar los sonidos de su tierra a la gente.

¿Por qué empezó a cantar vallenato?

Empecé con el vallenato porque es una forma de abrir un puente para que la gente conozca mi trabajo. Quiero que se muestre la música tradicional, pero como esta no tiene un canal o una emisora que la ponga a sonar, hago vallenato para que la gente reciba mis composiciones. La idea es empezar a mostrar mi música tradicional y que el folclor y la cultura vallenata reconozcan el aporte que los pueblos ancestrales le han hecho.

Su lanzamiento en este género lo hizo con la canción “Samaya”.

Es una canción netamente indígena. Nos empezamos a dar cuenta de que todos esos sonidos de acordeón han sido grabados en el vallenato, pero nunca se les ha dado el reconocimiento a los nativos. Queremos que se despierte ese pensamiento. Además, quienes participan en el video son todos actores naturales.

¿Cuál es, para usted, el aporte que han hecho los pueblos ancestrales a la cultura vallenata o la música de la región?

No sólo a la cultura vallenata, sino a la del mundo. Aportes como la conexión con la naturaleza, porque los sonidos de la música no fueron inventados por la gente, sino que son de la tierra y fueron llevados a un instrumento. Ese es el aporte: un despertar, para que la gente escuche más la naturaleza y la vida. No tanto la letra, pero sí los sonidos y la danza.

Entonces, ¿en sus composiciones son más protagonistas los sonidos que la letra?

He tratado de hacer los dos. Mi última canción, Samaya, que en nuestra lengua significa danza y fiesta, es una melodía de muchos sonidos con palabras cortas que hablan de situaciones o de lo que se está viviendo. Nuestra fiesta no tiene letras, cada uno canta lo que vive en el momento de la fiesta a partir de los sonidos.

En su producción, usted cuenta la cotidianidad de su tierra a partir de la música.

Eso es lo que trato. He hecho tres videos en los que intento mostrar eso, que no sea nada inventado o libreteado, sino la vivencia real para que la gente conozca el pueblo, los ríos, cómo vivimos nosotros y cómo estamos aportando. Que la gente visualice el respeto que tenemos por la naturaleza a partir de la música.

Usted ya había participado en novelas.

He estado en varias. En Oye, bonita, de Caracol Televisión, y un homenaje a Diomedes Díaz de RCN. He estado activo en algunos proyectos que hay de televisión. También grabé una película que no se ha estrenado y estoy participando en una que se llama Cambio climático, una producción colombiana.

¿Cómo llegó a estas producciones?

Hay una necesidad de que los pueblos ancestrales mostremos muchas facetas de lo que somos y que cojamos esas herramientas que existen en la televisión para enviar nuestros mensajes, muchos de ellos ambientales. La gente se aterra cuando ve a un indígena chateando, pero mi invitación es a no perder la esencia y utilizar esos medios para enviar lo que somos. El entretenimiento es una forma bonita de decir las cosas.

¿Buscó estar en la televisión o alguien lo encontró?

Mentalmente programé estar en la televisión. Me han pasado cosas particulares. Con una de las producciones, mientras entraba al canal se acercaron a decirme que estaban buscando un indígena para un personaje. Han sido situaciones que se han dado. Llegaron en el momento oportuno.

¿Qué le dice la gente de su comunidad al verlo cantando y en televisión?

Creo que ellos se sienten orgullosos. Por primera vez se hace una canción tradicional para el mercado. Cuando ellos la escuchan en la radio es motivo de alegría. Los indígenas debemos dejar de hacer cosas sólo para nosotros y tenemos que mostrárselas a la gente.

¿Se iría de su casa, de la Sierra Nevada de Santa Marta?

Uno debe tener un arraigo y eso es lo que lo fortalece. Cuando empecé a hacer música, hubo gente que me proponía cortarme el cabello o crear otra imagen, pero eso no es lo que yo quería mostrar. Estoy acá por mis raíces.

Fuente: El Espectador

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