Dice la historia que en el predio donde hoy se levanta esta casona convertida en hotel boutique, en pleno corazón del centro histórico de Santa Marta, se construyó la casa cural del primer convento (el Santo Domingo) de la orden de los hermanos Dominicos en América del Sur.
Este lugar era parada obligada de los europeos que llegaban al nuevo mundo con sed de colonización. De aquí partió la expedición con 600 hombres (aunque solo llegaron 180 a su destino), encabezada por Gonzalo Jiménez de Quesada, que culminó con la fundación de la que sería Bogotá.
Todo en el hotel Boutique Don Pepe, una estancia de techos altos, paredes claras, decoración vintage y un aire nostálgico que invita a pensar en épocas pasadas respira historia. De cada rincón se desprende un relato.
En el amplio salón principal, por ejemplo, permanecieron los restos ocultos del Libertador Simón Bolívar. Su tumba había sido afectada por una centella que cayó en 1837. Don Manuel Ujueta y Bisais, amigo del prócer, pidió entonces permiso para llevar los restos hasta el convento.
La historia de esta casona, de más de 300 años, es interminable. El capítulo más reciente habla de 1996, cuando fue adquirida por Don José Benito Vives, quien falleció tres meses después de comprarla. Uno de sus nietos, Juan Ignacio Vives Lacouture es la cabeza visible de este proyecto turístico que en solo dos años (el pasado febrero celebró su segundo aniversario) se ha convertido en emblema de la capital del Magdalena.
Doce habitaciones de puro lujo. Terrazas privadas, un spa que ofrece terapias exclusivas, planes para conocer los alrededores de Santa Marta y una gastronomía que recupera los sabores ancestrales de la región y los eleva al podio del segmento gourmet. Experiencias únicas para paladares sibaritas.
No por nada se alojan aquí las principales estrellas del firmamento local. Desde Carlos Vives (familiar del propietario) pasando por Falcao, Natalia París o Taliana Vargas. Incluso han pasado por sus estancias excéntricos jeques árabes con su amplia comitiva a bordo.
El hotel no solo ofrece alojamiento, también se ha especializado en la celebración de eventos, sobre todo bodas. En su menú hay planes de luna de miel que incluyen desayuno, seguro hotelero, traslados al aeropuerto, cena y vino y masajes relajantes para dos. ¿El servicio? Excepcional. Una prueba más de que Santa Marta está decidida a competir en las grandes ligas del turismo de lujo mundial.