Santa Marta, el enclave colombiano, se encuentra en la bahía del mismo nombre. Cuenta con un centenar de playas donde las más lindas se ubican en el Parque Nacional y Natural Tayrona. A esa reserva se llega por caminos de asfalto y tierra y según el sector, se hace un tramo en lancha.
Se encuentra a 45 kilómetros de la ciudad de Santa Marta y abarca 15.000 hectáreas protegidas. La excursión se inicia muy temprano ya que sólo se permite el ingreso de 350 personas por día.
El principal atractivo son las magníficas playas consideradas como unas de las más bellas del mundo, por el color y temperatura de las aguas contenidas entre arenas blancas.
Todo está emplazado en un entorno típico natural donde no hay luz ni agua corriente, y la gente que allí habita cuenta en algunos casos con generadores para poder acceder a mínimas necesidades. Sin embargo, hay numerosos restaurantes con techos de chapa y paja y pisos de arena en medio de palmeras gigantes.
Disponen de mesas y bancos de madera, todo muy rústico, donde se sirven tradicionales platos de la cocina colombiana que en general se basan en pescado, acompañado de arroz con coco, ensaladas y patacones (bananas fritas, apisonadas y servidas como un pequeño disco).
También hay en la zona de playas estratégicos puestos que venden refrescantes jugos de frutas, preparados en el momento, que hacen las delicias de los adoradores del sol distribuidos entre la arena y el mar.
En el lugar se pueden practicar todos los deportes náuticos aunque las preferencias se inclinan al snorkel, buceo y pesca y también se hacen paseos en motos de agua.
En la ciudad
De regreso a la ciudad es aconsejable participar de un city tour ya que se trata de la urbanización más antigua de Colombia. Fue fundada en 1525 por el conquistador español Rodrigo de Bastidas y mantiene un patrimonio arquitectónico que evoca los tiempos del auge bananero. El núcleo citadino más poblado y con mayor actividad comercial se encuentra en la zona cercana a la Plaza de Mercado.
Una visita recomendable es la Quinta San Pedro Alejandrino, donde murió el libertador Simón Bolívar el 17 de diciembre de 1830. Un gran árbol de laurel de la India, de unos 200 años de antigüedad, da la bienvenida a la magnífica y amplia residencia colonial donde se levanta el Altar de la Patria, en mármol de Carrara, en el ingreso al Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo donde recibe una estatua de Bolívar.
Para los futboleros, nada mejor que visitar el Monumento al Pibe Valderrama, en el barrio Pescadito, un sector humilde donde nació el gran jugador colombiano. Siete metros de altura, en cobre y bronce, ideada y realizada por el escultor Amílcar Ariza en 2002, frente al Estadio Eduardo Santos, inutilizable en la actualidad-.
Tras una parada en El Mirador, para observar desde lo alto un bonito pueblo de pescadores, el paseo continua por el Rodadero, sin dudas el lugar más concurrido por los turistas, con amplias playas de frondosa vegetación y carritos de venta de comidas y bebidas para todos los gustos, y un sitio para comprar artesanías, recuerdos y productos regionales.
En la zona numerosos hoteles conforman junto al Decamerón Galeón (a 15 kilómetros del aeropuerto de Santa Marta), en la costa marina, con cuatro restaurantes e igual número de bares. Santa Marta, un lugar para volver.