Santa Marta DTCH

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sábado, 3 de marzo de 2012

Paraíso de estilo colonial

 
Devolverle el esplendor a una antigua construcción colonial es el logro de la firma de arquitectos cartagenera Barrera y Barrera, en el proyecto Casa del Río, ubicado en el centro histórico de Santa Marta. Se trataba de un lote con unas viviendas abandonadas desde hacía varios años, el cual fue adquirido por un grupo de inversionistas.

Algo estaba claro, y era que se quería construir un proyecto habitacional que recuperara el estilo colonial del entorno. A pesar de que el centro histórico de Santa Marta perdió su identidad arquitectónica, ya está en marcha un plan para su recuperación y en ese sentido, este edificio, es uno de los pasos importantes que se han dado para lograr ese objetivo.

La experiencia de Barrera y Barrera en este tipo de proyectos -han trabajado durante más de 30 años en la recuperación del centro histórico de La Heroica- fue garantía de éxito.

Lo primero que se tuvo en cuenta fue la volumetría de la zona, el perfil y la memoria urbanos. De ahí se promedió una altura equivalente a cinco pisos que estuviera acorde con las construcciones del entorno para no generar un salto visual. También se tuvo en cuenta que los andenes tuvieran las especificaciones normativas del centro histórico de Santa Marta.

El edificio, que tiene un área de 6.000 metros está constituido por 43 apartamentos sencillos y dúplex de entre 40 y 210 metros cuadrados con vista al mar.

Uno de los espacios más especiales de este edificio es la terraza, en la que se destaca la piedra saturnia que le brinda un toque mediterráneo al espacio y una piscina perfecta para el esparcimiento de adultos y niños. El tono neutro de la piedra contrasta con el azul profundo de la alberca y el verde de los jardines. Aquí también es posible realizar pequeñas reuniones familiares o de amigos. El sauna y turco terminan de configurar este espacio, uno de los más atractivos de este conjunto arquitectónico, pues se obtiene una maravillosa vista tanto a la ciudad como al mar, que en este caso actúa como elemento de integración >>

Agua y cielo
 
El arquitecto Álvaro Barrera explica que se tomaron varios elementos tipológicos de la arquitectura colonial como la secuencia de vanos o aperturas; los balcones; un gran patio central, y la rinconada, una columna situada en la esquina que se daba en algunas de las casas de la época, especialmente en aquellas construcciones en las que existía comercio en el primer piso. Esto teniendo en cuenta que en los diseños de Casa del Río se contemplaron unos locales comerciales en la primera planta.

Los balcones se trabajaron en hierro con un aspecto oxidado para no generar un contraste muy fuerte con el entorno. El patio central tiene un espejo de agua que sirve al mismo tiempo de piscina y mantiene el mismo lenguaje espacial del resto del edificio.

Los apartamentos fueron pensados como una segunda vivienda. Los más pequeños son tipo loft y fueron diseñados como un monoespacio, donde todos los elementos están integrados.

También hay que destacar la fachada del edificio, para la cual se empleó un tono terracotta. Al respecto, Barrera destaca que se evitó el blanco por tratarse de un color que aunque luce bien en teoría, no se compromete con nada y es poco conveniente para el sol y el clima propio de Santa Marta.

Barrera trasladó algunos elementos del Medio Oriente a esta construcción. De ahí que su intención sea transmitir a los residentes y todo al que entra al edificio, una sensación de tranquilidad, la cual se logra con la presencia preponderante del agua y un patio central a cielo abierto. "Cuando se viene de la calle vemos una gran portada, el espacio que te recoge. Luego entras al edificio y te encuentras con un espacio que se abre y vuelve te acoge, te anida, entonces te sientes bien, percibes cierta paz y alegría al estar dentro de ese espacio. Es un poco la filosofía de la cultura islámica que va íntimamente amarrada a la arquitectura colonial. Es una herencia que recibieron los españoles y la convirtieron a nuestro lenguaje", relata Barrera. Se trata de un edificio que impacta, pero no de una manera ruidosa, sino con serenidad y armonía.

El arquitecto señala que el gran reto consistió en que la gente entendiera que cuando se realizan intervenciones en un centro histórico, no se trata de simular aspectos coloniales, sino de demostrar que se puede hacer una arquitectura que no sea monumentalista ni irrumpa en el entorno. El arquitecto consiguió crear un edificio que se integra con el lenguaje de un centro histórico que ya comienza a dar los primeros pasos para su recuperación. Casa del Río logra combinar con acierto las ventajas de la arquitectura actual y el respeto por un entorno cargado de historia.

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