Santa Marta DTCH

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miércoles, 14 de diciembre de 2011

Premio Pyme Sostenible BBVA-El Espectador a la Agropecuaria Berlín

Liliana Delgado, representante de Agropecuaria Berlín.
Agropecuaria Berlín S.A.S., dedicada a la siembra de café orgánico en la Sierra Nevada de Santa Marta y a la comercialización en el exterior de este producto, es la pyme más responsable de la región norte del país porque, además de no implementar químicos en su proceso, destina un porcentaje de sus fincas para zonas de reserva forestal, con el fin de reducir el impacto de su operación en el medio ambiente.

El Premio Pyme Sostenible BBVA-El Espectador la eligió por su compromiso en reducir en 80% el uso de energías no renovables utilizadas en el proceso de producción del café y, también, por emprender programas educativos sobre el cuidado de las aves migratorias y el medio ambiente, los cuales son dirigidos a niños de la zona.

Agropecuaria Berlín, al no utilizar agroquímicos en su proceso de siembra, ayuda a mantener la fertilidad de los suelos y su actividad microbiológica. Liliana Delgado, representante de la pyme, explica que “detrás de cada taza de café orgánico se encuentran una cultura y una forma de vida diferentes y que muy pocos campesinos, que están preocupados por el cambio climático, eligieron vivir, en un país donde no hay mercado para un producto como el de nosotros y en donde la siembra de café con pesticidas y agroquímicos abunda”.

Agrega además que “las cosas no han sido fáciles en Colombia, porque aquí no existe un comercio justo: la gente prefiere comprar café del ‘normal’ que pagar un poco más por uno de mayor calidad y bienestar” que, de acuerdo con los precios del mercado, puede costar US$2 la libra.

La mayor dificultad para Agropecuaria Berlín fue encontrar compradores locales para su producto. Así que la empresa volcó su interés hacia mercados internacionales, como los asiáticos y americanos, con los que tienen acuerdos comerciales desde 2001. “Nuestro café es muy apetecido en esos países precisamente por la condiciones en las que es sembrado —aparte de que no tiene químicos—. Que nuestras fincas estén entre 950 y 1.400 metros sobre el nivel del mar, junto con la sombra que cobija nuestra siembra, es la característica que le da a nuestra semilla arábica su alto aroma y baja acidez”. En 2010 exportaron 5.000 sacos de 70 kilos cada uno. Y proyectan hacia 2015 vender al exterior 7.500.

A esto se le suma que el producto cuenta con varias certificaciones a nivel internacional como Rainforest Alliance, Bird-Friendly®, Ecocert y, próximamente, Utz Kapeh. “Los sellos de calidad son muy importantes a la hora de exportar, porque al principio no se nos abrían las puertas en el exterior porque no creían que fuéramos capaces de acreditar la misma calidad para todos los pedidos”, asegura Delgado.

Publicación: El Espectador

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